Friday, October 31, 2008

A la sombra





“A LA SOMBRA. ENCUENTRO POÉTICO EN EL CENTRO PENITENCIARIO FEMENINO DE SANTIAGO”


El jueves 30 de octubre de 2008, en el Centro Penitenciario Femenino de Santiago, se realizará el encuentro poético A LA SOMBRA, proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura (2008), junto al apoyo de Gendarmería. El encuentro incluye en su itinerario la clínica-taller de edición colectiva, el recital poético, un documental del proceso y la posterior publicación del libro compilatorio.


En el evento participan 7 poetas de variadas regiones, edades y trayectorias, junto a 7 poetas internas de la cárcel de mujeres, ubicada en Capitán Prat nº 20, San Joaquín. No sólo se unen distintas voces, sino además compartirán experiencias y discursos sobre las formas y posibilidades del ejercicio poético en nuestro país.
Las poetas invitadas son: Nelly Bastías, Alexia Caratazos, Carolina Carvajal, Vivian Celedón, Cecilia Espinoza, Danitza Fuentelzar, Gladys González, Eliana Hertstein, Judith Muñoz, Rosabetty Muñoz, Margarita Petacci, Daniela Acosta, Ruth Salinas y Carolina Schmidt.


Paralelo al trabajo poético, artistas visuales contemporáneas realizan retratos de cada una de las participantes a modo de presentación en el libro. Entre ellas destacan: Isabel Araneda, Camila Atria, Cynthia Conrads, Carolina Corrales, Diana Navarrete, Bárbara Oettinger y Verena Urrutia.


La invitación está abierta para todos(as) aquellos(as) que quieran asistir a su segunda jornada, el viernes 31 de octubre. Esa tarde, las invitadas de regiones, junto a otras poetas de Santiago, leerán textos autorales y de las internas, liberando de algún modo los escritos en nuestra ciudad. La cita es en el Bar Rapa Nui, ubicado en José Miguel Infante nº 1397 (esquina Los Jesuitas), a las 19:30 hrs. La entrada es liberada y para público




Sunday, October 26, 2008

Michel Leiris

La madre


La madre de luto, es la muerte que espera al borde de
la fosa donde se reflejan las nuebes turbias. Es el entierro
del padre una mañana de invierno (los penachos negros
se estremecen, un viento maligno hincha los dedos de
los sepultureros, color de vino tinto ordinario).


La madre de negro, malva, violeta -ladrona de noches-
es la bruja cuyo trabajo secreto nos trae al mundo, la
que nos mece, nos mima y nos pone en el féretro, cuando
no deja su cuerpo encogido -último juguete- en nuestras
manos que lo depositan cortesmente en el ataúd.


La madre de ngero, azul, verde, rojo, es la siempreviva
marchita, el ramo polvoriento de la recién casada. No
obstante, ella gimió cuando el hombre -carpintero de
dolor- puso en sus entrañas el tarugo, al piedra angular,
la llave maestra, para que en un recodo del sangriento
edificio crezca y nidifique la desgracia humana...

La madre- bestia enloquecida- es el tumultoso volcán
que nos escupe. (Pero el cráter -que lanza sus cenizas
púrpuras, su paquete de lavas ardientes- nunca le sonrió...)

La madre -estatua ciega, fatalidad plantada en el centro
del santuario inviolado- es la naturaleza que nos acaricia,
el viento que nos incensa, el mundo que nos penetra al
mismo tiempo, que nos lleva al cielo (sobre múltiples
espiras) y nos pudre.

La madre, es la perra y la ogresa, el vampiro que aparece
en los sueños, el espectro que despierta de pronto y se
interpone entre el alma (rica pilastra, ruina altanera) y
toda alegría, todo amor puro.

La madre -joven o vieja, bella o fea, piadosa o porfiada-
es la caricatura, el celoso monstruo mujer, el Prototipo
derribado, al punto de que la Idea (pitia marchita encara-
mada en el trípode de su austera mayúscula) es sólo la
parodia de los pensamientos vivos, ligeros, tornasolados...

La madre -su anca redonda o seca, su seno flácido o
duro- es el ocaso prometido desde el origen a toda mujer,
la progresiva pulverización de la roca resplandeciente
por el flujo de las menstruaciones, el lento entierro -bajo
la arena del desierto de los años- de la rica caravana
cargada de belleza.

La madre -ángel de la muerte que acecha, del universo
que aprieta, del amor arrojado por la ola del tiempo- es
la conchilla de dibujo insensato (signo de seguro veneno)
que se tira en las fuentes profundas que producen círculos
para las aguas olvidadas.

La madre -charco oscuro, eternamente de duelo por todo
y por nosotros mismos- es la vaporosa pestilencia que
se irisa y estalla, inflando burbuja a burbuja su gran
sombra bestial (verguenza de carne y leche), vela tiesa
que un rayo aún no nacido debería romper.

¿Pensará alguna vez, una de esas puercas inocentes, en
arrastrarse con los pies descalzos por los siglos de los
siglos para pedir perdón por el crimen de habernos en-
gendrado?


M. Leiris

Thursday, October 23, 2008

Sunday, October 19, 2008

Eduardo Lizalde

Botánica


Disecaré
tu beso verde
en las hojas
de un libro.




Eduardo Lizalde

Friday, October 17, 2008

Rootless tree- Damien Rice

*

que se consuman los días


y se borre



todo un mes

Thursday, October 16, 2008

Tuesday, October 14, 2008

Wednesday, October 08, 2008