Sunday, September 14, 2008

Mujeres arriba





Fotografía de Eugenio Castelli












5.

Diecisiete meses grito,
a la casa te reclamo,
al verdugo ayer suplico,
por ti mi hijo y mi espanto.
Todo se enreda sin nombre
ya no sé diferenciar
quién es la bestia o el hombre,
si la ejecución he de esperar.
Sólo flores polvorientas,
incensario, tintineo, huella
a cualquier y a ninguna parte.
A los ojos me mira lanzada
y de un pronto desastre me amenaza
una estrella gigante.




de Réquiem
A. Ajmátova
Rusia







Con esta boca, en este mundo...


No te pronunciaré jamás, verbo sagrado,
aunque me tiña las encías de color azul,
aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro,
aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas
y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes ríos.


Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma,
ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara,
y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral,
ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta dura nieve
donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del viento.


Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras.
Hemos hablado demasiado del silencio,
lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco final,
como si en él yaciera el esplendor después de la caída,
el triunfo del vocablo con la lengua cortada.

¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo!
He dicho ya lo amado y lo perdido,
trabé con cada sílaba los bienes que más temí perder.
A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía,
retumban, se propagan como el trueno
unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad.
Nuestro largo combate fue también un combate a muerte
con la muerte, poesía.
Hemos ganado. Hemos perdido, porque ¿cómo nombrar con esa boca,
cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo
con esta sola boca?



Olga Orozco
Argentina








Todas estas mujeres salen cubiertas de pieles de la ópera, yo escucho a Jessie Norman semidesnuda, bebiendo un poco, escribiendo estas cosas que no sé qué son, ni para lo que podrían servir, salvo para otros que están como yo aburridos, sin hacer más que leer o arrojarse en una butaca a ver un buen film, no intento conmover a nadie, la jubilosa masa de gente recorre el centro, y sus ropas cambian de color bajo los innumerables letreros, yo descanso de ellos en este apartamento sin ninguna compañía. Desde la ventana los veo caminar enmudecidos por el tráfico y la música de los clubes nocturnos, un par de muchachos cantan un viejo bolero a la entrada, una fina lluvia comienza a caer. Este es mi futuro, mi tremenda soledad.



En sus adaptadas caras los años pasan sin perdón, es mi fastidio lo que los mantiene vivos, si no los viera felices cuando el tiempo se invierte, pensaría que la vida ha sucumbido, por suerte ha pasado la hora, mientras la lluvia cae más gruesa, la calle ha quedado sola, cojo del frasco un par de pastillas y me hecho a dormir.



de Hija de perra
Malú Urriola
Chile











Declaración



Ya no me importa el escombro de la experiencia
ese pasado con pies de plomo, no me sirve
su arquitectura y engranaje roto
en el umbral de otros tiempos.

Hoy deseo la existencia sin nombre
el fuego del agua que corre
en la búsqueda del alma.

Quiero entrar en los juegos de otro sol
olvidar los mínimos instrumentos del terror
la prolija piel que han marcado las torturas

No creo más en lo humano y sus enigmas

Ni el viento que hace muecas
sobre un río de lenguas desatadas

No quiero abrir los cajones antiguos
y que salte el espíritu de un ancestro
de barro y rostro desplumado. No quiero volver
a la casa desvastada llena de alas
de mariposas quebradas.

Nada de lo que tuve que aprender

Nada de pintar todo de rojo las catedrales del olvido


Sólo quiero vestirme de flor
de hoja que incendia
y respirar como respira el mundo
en redondo, sin principio ni fin

Sola hacer frente a la soledad de mi destino

Y vivirlo más y mejor.




Raquel Jodorowsky
Chile



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